Nogueira pinta con la misma sencillez con la que habla. Tiene su propio juicio. -sereno y medido- sobre sus obras. No va más allá de los límites marcados por la conciencia de su “haber”.

El Porvenir Julio 3 de 1972

sábado, 21 de junio de 2008

A ORILLAS DE UN ARROYUELO





Que hermosas son las horas que se pasan
oyendo las corrientes murmurar,
viendo peñas de musgo revestidas
cataratas de lluvia convertidas
del arroyo que avanza hacia la mar
Que linda la fresca hierbecilla
que se esconde, enreda y aparece
entre las rocas de escarpada fronda
y de la arena húmeda en la orilla.
Y el riachuelo, que perece, canta
dulce arrullo que embelesa el alma,
despierta en ella los recuerdos gratos
de aquella plácida y feliz infancia.


Sueño bajo un puente carcomido
por los años destructores, crueles
el volver de los campos las carretas
y el caminar tardado de los bueyes.
Así fugaz, pero segura y fría
cambió mi vida lisonjera y pura,
desvanecióse el puente, la fronda,
el soñar, la melodía de la dulce y
mansísima corriente.


Trinidad C. de Nogueira.
Villa de Guadalupe, D. F. 1936

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